Las inconsistencias de los actuales sistemas de medición de consumo de combustible y emisiones contaminantes son enormes. Pero a su vez se trata de una cuestión delicada porque tiene efectos directos en la política comercial de los fabricantes.
Para empezar, las emisiones son un argumento de compra directo para convencer aquellos conductores más concienciados con el medio ambiente. En segundo lugar, la homologación de consumos, además de las emisiones de CO2, son datos que afectan el precio de venta al público del vehículo, puesto que se utilizan para establecer los impuestos que el comprador del modelo en cuestión va a pagar.
Condiciones reales de circulación
Uno de los aspectos más comentados a raíz del escándalo de Volkswagen es cómo establecer un sistema justo e igualitario para todos los modelos y fabricantes teniendo en cuenta que las mediciones de consumos no pueden realizarse en lo que se denomina “condiciones reales de circulación”.
Las condiciones reales de circulación, es decir, la circulación por carreteras abiertas al tráfico, son tan cambiantes que no permitirían definir un protocolo de medición idéntico para todos los coches.
En su lugar disponemos del New European Driving Cycle (NEDC), el ciclo europeo normalizado de homologación aprobado por la Unión Europea, que es la que impone el cumplimiento de las normativas de emisiones a todos los vehículos de nueva homologación.
La homologación NEDC es una prueba de funcionamiento que se realiza en un laboratorio sobre un banco de rodillos que se ajusta para generar una resistencia al avance derivada del coeficiente aerodinámico del modelo y de su peso. Para realizar la prueba, el coche debe antes reposar un mínimo de 6 horas en un espacio cerrado a 25ºC de temperatura. La prueba de consumos se realiza siempre a esa temperatura, con una sola persona a bordo y con todos los sistemas electrónicos y eléctricos del coche apagados, por ejemplo el aire acondicionado.
Resultados poco reales
La principal crítica al ciclo de homologación NEDC es que los datos que arroja tienen poca relación con los consumos del vehículo en condiciones reales de circulación. Un banco de rodillos está siempre situado en un piso totalmente plano, y obviamente no está afectado por el viento frontal o lateral cambiante que nos encontramos en carretera abierta. Tampoco está afectado por el resto de vehículos del tráfico abierto, que nos obligan a frenar y volver a acelerar constantemente. Por lo tanto, es prácticamente imposible que un conductor pueda igualar o incluso acercarse en carretera abierta a los datos obtenidos en la homologación NEDC.
El vídeo explica lo que pasó cuando Autoblog Holanda intentó completar el cliclo NEDC en carretera abierta. Aunque está en holandés subtitulado en inglés, pone de manifiesto cómo una prueba de homologación tiene poco que ver con circular por carretera abierta.
Pero la homologación NEDC conlleva otro problema no menos destacado, y es que los fabricantes conocen de antemano las condiciones exactas en las que se establecerán las emisiones y consumos homologados de sus nuevos modelos.
Puesto que las cifras homologadas son un argumento de compra y además establecen la carga impositiva del vehículo, los fabricantes pueden perfectamente desarrollar sus modelos para que consigan unos buenos resultados en el NEDC. Pueden establecer las relaciones de cambio o modificar la curva de par del motor para que el modelo obtenga una buena puntuación durante la prueba NEDC, aunque posteriormente sea imposible replicar los mismos consumos en condiciones reales de circulación.
En definitiva, la principal virtud del NEDC –que se trata de un baremo completamente idéntico y por lo tanto justo para todos los fabricantes– es también su principal problema.
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